sábado, 26 de mayo de 2007

Manual De Adoradores De Pies
Por: Karina Estrella y Amanda Cárdenas
Contenido:
SITUACIONAMBIENTEPIES CALZADOS Y DESCALZOSORNAMENTOSMEDIASCALZADOCARICIAS
BESOSARTE DE LAMERPIES Y GENITALIDADPIES COMO SEXO EN SÍ MISMOSPIES,PREÁMBULO A LA GENITALIDAD.PIES Y SEXO GRUPALPIES Y SADOMASOQUISMO
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Manual de adoradores de pies.Las que siguen son unas guías prácticas para hombres y mujeres que sientan pasión ante los pies, desnudos o no, de su propio sexo o del contrario. En otro trabajo presentaremos algunas teorías que expliquen esta tendencia, antecedentes históricos, etc. Ahora simplemente haremos algunas referencias prácticas desde el punto de vista femenino.
SITUACIÓN:
Esto se refiere a la circunstancia precisa en que una pareja elige el masaje, las caricias, el beso de pies para estimular o canalizar su sexualidad. Las variantes son las siguientes:
- Ambos son fetichistas de pies, en cuyo caso más de la mitad del camino estará allanado.
- Uno de ellos es fetichista y el/la otro/a no. He aquí cuando la situación es más compleja, ya que ambos si bien pueden atraerse se encuentran en universos eróticos diferentes.
El fetichista deberá desarrollar su astucia para lograr lo que busca: puede iniciar el beso por los pies, como un largo preámbulo antes de llegar a la parte genital. En el caso en que una mujer sea fetichista y su pareja no, conviene decir directamente: "Si quieres excitarme, acariciáme o bésame los pies". En nuestra cultura, la sexualidad de la mujer está más expandida por todo el cuerpo y no sorprende tanto.
A su vez, los pies pueden excitar sin tener que llegar a una relación de pareja. El fetichista, al escuchar que un/a amigo/a se queja de dolor de pies, puede ofrecerle a efectuarle masajes. Puede explicarle que la aplicación de los labios, y aún de la saliva produce un efecto reparador y lubricante basado en los principios de la Reflexología. Conste que no aconsejamos el engaño, sino cuando es absolutamente necesario para efectuar una correcta adoración de pies.
Conviene que los fetichistas de pies tengamos al menos nociones de pedicuría y reflexología, así como de belleza de pies. Esto nos permitirá en muchos casos acceder a las plantas apetecidas en forma socialmente aceptable. También está la mancia de pies, es decir la adivinación por las líneas que, según dicen, es más exctas que la que se practica en las manos. Sería interesante que la lista ADORADORES DE PIES, administrada por el Sr. Abel Gómez, promueva pequeños cursos o consejos sobre estas disciplinas.
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AMBIENTE:
La relación que mantiene una pareja basada no en sus genitales, sino en sus pies, es básicamente de carácter erótico. Es más, la generalización amplia de esta preferencia, el compartirla con varias culturas, nos permite hablar de una sexualidad pédica, junto a una sexualidad genital, anal, etc. aunque esto se objeto de discusiones teóricas que exceden el marco pragmático de este manual.
El ambiente para una relación pédica puede diferir levemente de acuerdo a las preferencias particulares, pero debe tener los mismos componentes de intimidad y privacidad que para cualquier relación sexual. Conviene que el adorador de pies tenga cremas suavizantes, calzado especial, productos desodorantes, emaltes para uñas, pinceles, etc. Se puede dar el caso de quien prefiera el pie traspirado, pero si lo quiere limpio, conviene que pase alguna crema perfumada que sea absorbida por la piel.
La traspiración aumenta en cantidad y en olor en los pies, ya que está vinculada a la circulación y a la presencia de sangre _ y por consiguiente de calor - en la zona. También a que dentro de los huesos que conforman el pie hay un tejido esponjoso que absorbe y expele dicha traspiración. La misma puede aumentar por un problema glandular o por la simple constitución de la persona.
En consecuencia, el olor en cuanto al ambiente erótico a crear puede ser favorable o no, de acuerdo a las preferencias. Hay quienes escogen ámbitos agrestes: playa, bosque, montaña, y disfrutan viendo a su Pareja caminar descalzo/a o con cierto tipo de calzado. En este caso se aconseja que uno/a camine detrás del otro y lo vaya admirando, acumulando de este modo el deseo tal como ocurre en una relación genital.
Otros preferirán música, bebidas, lo que se llama un "ambiente sugestivo". Las damas podrán llevar en este caso medias de seda o un material equivalente y zapatos de tacón para que el caballer pueda quitárselos. Hay quienes no pueden tener relaciones de ningún tipo si la mujer no calza esto zapatos y medias: esto también implica la sexualidad pédica, y el ambiente a crear.
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PIES CALZADOS Y DESCALZOS:
Dentro del sexualismo pédico, la primera gran división a hacer son los pies descalzos o calzados. Esta es la preferencia básica. Si tomamos un video de "Playboy", por ejemplo, uno de aquellos en los que filman semblanzas breves de las playmates a lo largo de un año, veremos que cada una de ellas se dividen en dos partes: en la primera, la modelo aparece en un medio agreste, al aire libre, en la playa, es decir, en un clima informal, y casi siempre es presentada descalza. En la segunda parte aparece de noche, preparada para una velada entre romántica y erótica y se la muestra con medias trasparentes y zapatos de tacón. (Hay una teleserie estadounidense, que precisamente se llama "medias de seda"). Estos elementos se vinculan a lo erótico, a lo sensual aunque quien lo disfrute no sea un fetichista de pies o no practique la sexualidad pédica, como preferimos decir.
El adorador de pies puede gustar de los mismos con determinado calzado, pero siempre con el fin de quitarlo, ya sea de quitarlo él mismo o de ver como ella lo hace. En este contexto, quitar el calzado puede ser todo un arte erótico de la categoría del "streap tease". La dama en cuestión puede demorar el momento, meter y sacar el zapato de su pie, jugar con la media... en fin, dilatar el momento del beso o de las caricias en el pie desnudo.
En el siglo XVIII fue típico el fetichismo del calzado separado del pie. Había organizaciones que estudiaban devotamente los modelos de calzado femenino, y llegaban a verdaderos éxtasis cuando recibían como presente un zapato de la dama de sus sueños. Se decía que el calzado era andrógino, ya que la abertura para meter el pie era una vagina y su tacón un pene. Al parecer hoy es una suerte de "parafilia en desuso", ya que la mayoría prefieren adorar directamente el pie.
En cuanto a la tendencia de la mujer que admira los pies de los hombres, en general, según nuestra observación, los prefiere descalzos, sin mucho aditamentos, mostrando su desnudez viril para adorárlos como se merecen.
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ORNAMENTOS:
La mayoría de las encuestas realizadas en la página de Abel, indican que tanto damas como caballeros, son excitados por la utilización de ornamentos en el pie.
Al respecto, las motivaciones son diferentes: la excitación masculina surge de ver que la mujer resalta aquello que adora. Tobilleras y anillos que dejan el pie descalzo, pero que de algún modo "lo muestran", permiten colegir que la dama que los usa los considera un medio de resaltar su belleza desde los pies, y por lo tanto la acerca a ese objeto de deseo brindando un ámbito erótico común con el de quien ejerce la sexualidad pédica.
A su vez, la mujer que usa estos aditamentos, goza al aumentar la belleza de sus pies, con el narcisismo que es propio de ella, y refleja cierta tendencia al sexualismo pédico latente en todo ser humano.
-TOBILLERAS
En general se trata de ornamentos que cubren el diámetro correspondiente al tobillo, pero sus variantes pueden ir desde una pulsera muy fina, plateada o dorada, de cuentas pequeñas, hasta piezas de cuentas grandes, visibles desde lejos. Hay mujeres que usan varias, combinando efectos o que se atan finos pañuelos. Las hay finas, pero con combinaciones de pinturas brillantes, que se aprecian desde lejos. Por último están las que unen uno de los dedos, especialmente el medio del pie con el tobillo: este adorno, permite estilizar al pie, destacar su elegancia y es sumamente sensual.
-TATUAJES
El tobillo puede ser objeto de tatuajes especialmente diseñados para que abarquen todo su radio. Los motivos son muy variados: van desde flores de colores vistosos y resaltantes, hasta sobrias líneas quebradas, motivos orientales, etc. En este punto hay que diferenciar entre tatuajes y productos que se adhieren a la piel por medio de pegamentos. Es decir, el tatuaje es un método que requiere de agujas y en muchos casos, resulta especialmente doloroso al tener los pies muchas terminaciones nerviosas. La ventaja del "sticker" es que el adorador/a de pies puede colocarlo y removerlo a su antojo, mientras que el tatuaje es abosolutamente indeleble. De todos modos, hay mujeres que gustan tatuarse otras zonas del pie, y de practicar el sexualismo pédico, gozarán cuando su amante descubra dicho tatuaje.
-"TOERINGS" o ANILLOS PARA DEDOS DE PIE
El anillo para dedos de pies tiene siempre el mismo principio de colocación: es de un material lo suficientemente flexible como para abrirlo, colocarlo desde arriba y volver a apretarlo de modo que se ajuste al diámetro del dedo. Igual que las pulseras de tobillos, presentan cantidad de variedades: están los que son uniformes en su superficie, dorados o plateados, y aquellos que son soporte de un motivo determinado (el "yang" y el "ying", dibujos de animales, plantas, motivos abstractos, etc.) El adorador de pies se siente atraído cuando la mujer lleva más de un anillo y los modelos son diferentes. En muchos caso gustan quitarlos con la boca y volverlos a poner en su lugar.
-PIES BARROCOS
Estos adornos que no ocultan el pie, sino que lo mantienen descalzo y resaltan su belleza, nos permiten concluir que casi siempre en la sexualidad pédica, gusta el "pie barroco", es decir aquel que se encuentra recargado de ornamentos, y en lo posible maquillado a través de esmaltes para uñas y otros aditamento.
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MEDIAS:
La media femenina tiene como objetivo central realzar la forma de la pierna, es decir disimular delgadeces o gorduras excesivas y resaltar su belleza en el caso en que esté debidamente formada. El pie se estiliza, y hay muchos adoradores de pies, que los prefieren envueltos en medias. Las hay de varios colores, y de distintos materiales. Actualmente es muy difícil encontrar una fibra pura (seda es la clásica); la mayoría contienen un grado mínimo de material sintético.
La sensualidad de la media consiste en el acto por parte de la mujer de quitársela y/o ponérsela. Hicimos referencia en otro apartado a la teleserie estadounidense "Medias de seda", cuya presentación consiste en mostrar las piernas de una mujer descalza, que se coloca sugestivamente medias de seda blanca.
En este punto hay tres formas básicas: las que tienen elástico y se sujetan al muslo, las "pantys" y las que requieren liguero. Estas últimas son las más sensuales, y las más fáciles de quitar o poner. En el gesto de una mujer bella colocando una media hay una enorme carga de sensualidad: primero cubre su pie, luego estira su pierna a fin de que la prenda la ajuste, y finalmente la abrocha. Al quitársela (puede elegir que lo haga su pareja) va quitando los sostenes del liguero, lentamente y luego la enrolla hacia abajo por sus muslos hasta que sus pies queden al descubierto.
Hay adoradores de pies que son a su vez devotos de las medias, y que desean contemplar, acariciar, besar, los pies de su amada vestidos con ellas. Al respecto, el incremento de la traspiración del pie, es proporcional al grado de fibra sintética que tenga la media en cuestión. La lana, el algodón o el hilo pueden absorberla y evitar que se cargue de la cantidad suficiente de bacterias para despedir el olor típico del pie. En cambio, el material sintético, por su impermeabilidad no deja que salga, y favorece el aroma intenso y agresivo que es del gusto de muchos adoradores.
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CALZADO:
Así como el adorno (tobilleras, "toerings"...) permite resaltar la Majestuosa Descalcez del pie, el calzado de un modo u otro la cubre. En la mayoría de las encuestas que nos van llegando, hombres y mujeres prefieren en su mayoría el pie descalzo. Hay un dejo de salvajismo en su desnudez, que el civilizado zapato rompe, por más sensual que pretenda ser su confección. Ese salvajismo es el que estimula, incrementa y dirige la libido del Adorador.
Sin embargo, muchos a gustan del calzado abierto en sus parejas, pero casi siempre con la intención de sacárselo. De este modo el calzado - igual que las medias - debe ser aquel que sea más fácil de quitar, que con un breve toque de la puntera con el talón, el pie quede libre y permita el goce con su amante.
El zapato de taco, especialmente cuando el mismo es muy elevado, no está destinado a resaltar la sensualidad del pie en sí mismo, sino que es un recurso para que la mujer camine con cierta cadencia, y se advierta el movimiento de sus caderas; está destinado a la excitación en el marco de una sexualidad genital, no pédica. Quede claro que el objetivo de este manual no es el de indicar pautas fijas, ya que la sexualidad en general tiene miles de ramificaciones y todas son válidas, pero en el presente caso, el zapato debe ser un aditamento secundario a la sexualidad pédica que ejercerá el adorador , mientras que el ornamento que mantiene descalza a su pareja, puede ser propiamente el "fetiche", es decir aquello que se convierte en incentivo central del impulso.
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CARICIAS:
Las caricias pédicas pueden ir desde el roce con las yemas de los dedos hasta el fuerte masaje que se aplica en sesiones de reflexología.
Inexplicablemente, siglos de cultura equivocada separan el pie de la sexualidad, sin tener en cuenta que las terminaciones nerviosas que confluyen en él lo hacen una parte del cuerpo tanto o más sensible que los pezones en el hombre y en la mujer. La planta del pie funciona como su clítoris o su glande (es de tener en cuenta que los pies son andróginos, de modo que las caricias a alguien del mismo sexo no implican necesariamente homosexualidad genital). Los plexos nerviosos aumentan hacia el centro de la planta, convirtiendo esa zona en altamente sensible. El adorador de pies puede empezar por las cosquillas, y si hay la suficiente confianza, es conveniente que ate a su pareja por los talones, a fin de que ella disfrute del prurito sin movimientos compulsivos. Si bien el mismo puede ser no del todo agradable al principio, es cuestión de alternar con caricias en los tobillos o en el empeine a fin de graduar el nivel de excitación.
El cosquilleo deberá convertirse con el paso de los minutos en vértigo y excitación sexual. A continuación, y para relajar y canalizar el impulso, el adorador deberá masajear con más firmeza la planta, teniendo en cuenta que lo que hace en un pie deberá hacerlo simétricamente en el otro; esto - un principio muy básico de reflexología - permitirá la distensión de su pareja, el goce sereno, y será la introducción para los besos.
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BESOS:
Cuando al hablar de pies decimos "besos" nos referimos al contacto con los labios, otra parte muy sensible del cuerpo y ligada a caricias sexuales de carácter genital. El beso en el pie fue considerado siempre como una señal de sumisión; (como lo muestra el cuadro de abajo):



















incluso en manuales para la redacción de cartas en el siglo pasado, al escribirle a una dama que merecía mucho respeto, se debía colocar la siguiente fórmula después de la firma: "q. b.s.p." es decir, "Fulano, que besa su pie". ¿Habría ya en nuestros abuelos una tendencia fetichista...?El buen adorador de pies, no debe tener apuro. Al encontrarse frente a su objeto de culto sexual, debe actuar con una concepción cósmica deltiempo: siempre adoró y siempre adorará esos pies apetitosos que ahora se le presentan para él; cuanto más distendido esté, cuanto más prolongue la sensación de placer, más intenso será. En la adoración de pies no puede entrar el estress y la ansiedad de la vida contemporánea.
De este modo los besos, apoyando simplemente los labios, deben recorrer toda la superficie, teniendo en cuenta la especial sensibilidad de la planta. Es aconsejable (no necesario) empezar por los dedos con besos muy suaves, seguir con el empeine acompañado siempre de caricias táctiles en la planta o en el dorso de los pies. Como en el caso de la genitalidad, conviene siempre dejar la planta para el final, y procurar que allí el beso no sea demasiado intenso como para intensificar demasiado la sensación de cosquillas y vértigo ni demasiado suave como para que no produzca ningún placer.
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ARTE DE LAMER:
La lengua está directamente vinculada a lo erótico, y para el adorador es el órgano que por excelencia debe tener contacto con el pie. Le guste limpio o traspirado, la lengua tiene terminaciones nerviosas casi equivalentes a las que llegan a la planta. El roce con los labios es el equivalente al beso tímido o preparatorio. La caricia con la lengua en los pies, es como el beso apasionado, "de lengua".
Al igual que en el caso anterior, conviene hacerlo despreocupadamente y prolongar el juego; el adorador debe cerrar los ojos y adivinar con su lengua las formas del pie de su pareja; (vease la ilustración abajo):






ella puede correr libremente entre los dedos, detenerse en las yemas o en la planta, en el empeine, en el talón, pasar de un pie al otro... las variantes son infinitas y la sensación de plenitud y relajamiento incomparable.
Adelantando uno de los temas, los amantes que se tomen el tiempo necesrio para ejercitarse en el arte de lamerse los pies, sentirán que pasadas las horas el placer aumenta y se acercan al orgasmo espontáneo. El lamer puede pasar por momentos de furiosa pasión, en que los dedos del amado/a caben en la boca del/la amante, en que se desearía devorar el objeto de culto, a espacios de intensa pero calma ternura; en otros el jugueteo hará que la lengua chupe y desaparezca, una y otra vez, hasta obligar a la pareja a pedir, a suplicar que lama su pie de un modo prolongado.
Lo ideal es hacerlo mutuamente, ya se trate de una pareja homo o heterosexual; es lo que llaman "el 69 de pies" en analogía con la genitalidad, procurando un placer mutuo.
De este modo, las caricias y los besos han sido la preparación para el desemboque en el ámbito de la saliva, de la lengua; algo así como el río que desemboca en el mar, en la plenitud, en el camino hacia el orgasmo por el exclusivo contacto con los pies.
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PIES Y GENITALIDAD:
Una pintura hindú mostraba a un hombre que satisfacía a seis mujeres a la vez: una con su miembro, otra con su lengua, dos en cada una de sus manos y dos en cada uno de los dedos gordos de sus pies. Todos sonreían beatíficamente, sumidos en la profundidad orgiástica.
Nosotros desconocemos la liviandad con la que toma el oriental el sexo, la importancia que le concede por un lado y el carácter lúdico que tiene por el otro, y finalmente la utilidad como método de realización personal y no de simple recurso para el mantenimiento de la especie.
De allí que de las caricias en los pies a la unión de los mismos con los genitales humanos haya que romper un cúmulo de prejuicios. Para un adorador de pies, es importante, casi necesario, que sus pies o los pies de su pareja, se unan en cierto momento con sus genitales. Las encuestas tomadas por Abel, reflejan en un 100 por ciento esta tendencia como favorable y ampliamente deseable.
La forma de lograr el orgasmo a través de los pies, como habíamos visto en el punto anterior, puede darse a través de las caricias, los besos y el ejercicio en el arte de chuparlos, pero también con la masturbación mutua.
Quizá seamos reiterativos, pero nunca va a ser suficiente insistir que en este punto no se trata sólo de técnicas, sino de romper tabúes, ya que toda la sexualidad está comprometida por milenios de represión y falsas creencias, por un pretendido ámbito siniestro que la rodea y la une con el pecado. Mucho más la masturbación, que es una práctica ampliamente recomendable, sea cual fuere la índole de la sexualidad que se practica.
La mujer debe conocer la forma de masturbar a su compañero. Antes que nada ambos pies deben estar lubricados previamente con las salivas de sus respectivas parejas. La posición debe ser de frente, ya que el hombre goza especialmente con los estímulos visuales. Utilizando los pies, debe hacerlo con los cantos de los mismos, tomando delicadamente el miembro, y procurando no rozar el glande, sino subir y bajar acompasadamente el escroto. Previo a esto, el pie femenino puede - siempre delicadamente - acariciar los testículos procurando un cosquilleo en los mismos o recorrer la superficie del miembro.
Simultáneamente el hombre podrá juguetear con el vellón de su compañera, y lentamente ir buscando su clítoris. Precisamente cuando se practica el sexo oral, o la masturbación a su compañera, el macho humano debe saber que no todo el órgano genital femenino tiene la misma sensibilidad. El dedo gordo de su pie, en la medida en que no esté demasiado áspero, es ideal para los masajes en el clítoris que constituyen la esencia de la masturbación femenina. También deberá masajear con suavidad; su otro pie deberá buscar otros puntos de placer en su compañera, como los pezones, y procurar caricias con los mismos.
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PIES COMO UNIVERSO SEXUAL:
Hasta ahora, con la descripción de las caricias, besos y contacto de los pies con las partes genitales, podemos afirmar que quienes somos Adoradores, podemos gozar plenamente sin necesidad de la penetración. No es que propugnemos su prescindencia, sino que el manipuleo artístico y amoroso de los pies, hecho con el suficiente arte y con una disposición afectiva hacia la pareja, puede conducir al orgasmo y a los niveles más profundos de placer.
Las conclusiones que sacamos de esta circunstancia, es que la adoración de pies no es una simple parafilia, una suerte de "tendencia auxiliar" al sexo genital, sino una modalidad sexual en sí misma.
Nuestra cultura los separa de la libido humana de una manera radical. Los adoradores de pies no encuentran forma de expresar su tendencia, especialmente en los países de habla hispana.
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ADORACION DE PIES COMO PREÁMBULO A LA GENITALIDAD Y A OTRAS FORMAS SEXUALES:
La práctica de la adoración de pies, como decíamos en el párrafo anterior, no excluye la unión genital ni otras prácticas como el sexo oral, anal, etc. Es más, las incluye, como si se tratara de un centro en el cual están los pies y las otras formas generaran círculos concéntricos a su mismo nivel. Muchos hombres y muchas mujeres entre los adoradores de pies no consideran que una figura esté completamente desnuda si a la vez no está descalza; la pose, la posición de las piernas y de los pies, establece una rama del arte erótico que paralela al conocido desnudo llamaríamos "descalzo". De este modo, un descalzo sería una fotografía, un grabado, un diseño que muestre una figura con los pies desnudos y sepa reproducir el arte que contienen.
La sensualidad del pie descalzo, así como de cierto tipo de medias y calzados contribuye aún en la sexualidad de quien no tiene una explícita inclinación en este sentido. Si en una pareja uno de los miembros es adorador de pies y el otro no, el contacto con los pies incrementará la excitación. De allí que el adorador de pies deberá ser hábil en este sentido, especialmente en los contactos con los genitales de su pareja. El adorador puede producir placer y proporcionárselo a sí mismo, utilizando el centro de su sexualidad en relación con el respectivo centro de su pareja.
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PIES Y SEXO GRUPAL:
La adoración de pies puede o no incluir un sentido monogámico y exclusivista de la pareja. Al no estar incluidas en modo directo las zonas genitales, la adoración de pies puede incluir más de dos miembros en una pareja. El sexo grupal, de este modo, perdería el sentido de procacidad que le ha asignado nuestra cultura y se recuperaría el sentimiento de "orgía sagrada", cuyo antecedente más inmediato son las fiestas dionisíacas en la Antigua Grecia y que están bien reflejadas en la obra de Eurípides "Las Bacantes".
Hacemos referencia al sexo grupal con todo lo que ello implica, porque hemos detectado entre los adoradores de pies como grupo, una cierta mentalidad solidaria y abierta en cuanto a lo sexual; quedaría por determinar cuáles son las características de personalidad comunes a los adoradores, pero lo cierto es que tomando como base nuestra tendencia, debemos establecer una modalidad de relaciones humanas, basadas en una nueva forma de erotismo.
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PIES Y SADOMASOQUISMO:
De igual modo que con el sexo grupal, muchas veces la adoración de pies se vincula al sadomasoquismo, es decir el juego del dominador-dominado, la inclusión de vínculos de poder "despótico" dentro de la pareja. Si bien no poseemos datos precisos, podríamos afirmar que entre los adoradores de pies se dan con más frecuencia las tendencias sadomasoquistas. Esto representa un rasgo de salud, en la medida en que, siendo parte de nuestra naturaleza la tendencia hacia la destrucción - así como la tendencia a la vida y a su incremento - la sexualidad pédica puede ser una forma de canalización adecuada.
Si las relaciones de dominador- dominado se limitaran a mantenerse en el contexto sexual de una pareja, no contaminarían la vida cotidiana e incluso evitarían las guerras o la explotación como formas no contenidas, no asumidas, no confesadas de esas tendencias.
En relación con los pies, el hecho del pisar, la humillación de "estar a sus pies", puede producir en muchos casos - tanto del que humilla como del humillado - un intenso placer. Siempre la pareja debe consensuar el carácter de esta práctica, definir los roles que pueden intercambiarse, y montar una suerte de representación teatral donde se efectivice catárticamente todo lo destructivo que pueda haber en las tendencias. Esta modalidad de búsqueda de placer, no se contradice sino que se complementa con el afecto y el amor; incluir en una relación - ya no necesariamente de sexo pédico - el sadomasoquismo, es darle una dimensión profunda, tendiente al otro extremo de la explosión de vida que implica el sexo, es decir la carencia de la misma, la presencia de la muerte acotada en el espacio tiempo creativo de la sexualidad.
EPÍLOGO:
Con este manual para adoradores de pies, nosotras pretendemos hacer tan sólo una introducción, un breve índice que estimule y produzca temas de debate o que incentive a los adoradores de pies del planeta a completarlo con sus experiencias y sus opiniones propias. Finalmente, como convicción, afirmamos que tanto para los adoradores de pies, como para quienes practican otras formas de sexo, no debe haber límites impuestos de antemano; no debe haber prohibiciones "a priori". Los límites los debe poner libremente quien o quienes practican cualquier modalidad sexual

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